viernes, 14 de septiembre de 2012

Que el mundo sea otra cosa y volar como mariposa, Barcelona.

Armamos las mochilas, ordenamos coordenadas y nos despedimos de la casa-hogar que nos había acogido en el pequeño poblado de los pirineos orientales, auto-stop de a cuatro, dos grupos de dos, los que llegan últimos... invitan el aperitivo. El sol ardía como pocas veces en lo que llevábamos de viaje, y la ruta se proponía, como mínimo, a regalarnos un dolor de cabeza si alguien no nos levantaba lo suficientemente rápido. 220kms nos separaban de la ciudad blau grana, y la idea de pasar una frontera por tierra y en auto-stop me sacudía la cabeza; casi 4 horas mas tarde y arriba de un auto francés, los árboles cambiaban de color, las patentes empezaban a tener otra letra y un cartel azul, cuadrado y con estrellas formando un circulo anunciaba lo esperado, felicitaciones... han llegado a España. Bajamos cerca de un peaje que nos enfilaba casi directo hasta nuestro destino, y después de dos semanas y medias leyendo solo francés, se me hacían agua los ojos por leer algo que no tuviera que traducir... pero... no acabábamos de entrar solo en España... entrábamos también en Catalunya.
Anuar apareció con su auto negro, después de que el país nos recibiera con una hora de sol pleno y nada de sombra en la banquina; marroquí, unos 30 años, venia en ayuno y con 12 horas de conducir encima, desde Ginebra, donde trabaja y hasta Terrassa, donde vive. De donde son? pregunto con su acento particular, ella es francesa conteste... y antes de poder decir mi procedencia me interrumpió... y tu eres argentino (evidentemente, mi acento era mas notorio que el suyo). En el camino tuve mi primera lección de árabe y conversaciones sobre la situación en el norte de África, me convida chicle, pero el no come... estamos en Ramadan y el sol aun es anfitrión. Con sus 14 horas de conducir, Anuar hace como que la salida a Terrassa nunca existió, nunca la vimos pasar; cansado, con hambre y con todo el sueño del mundo, me mira sonriendo... estamos en Barcelona.

Lucas, argentino, abogado y Pacheco, mexicano, director de cine; nos esperaban en un piso de la ciudad; somos los primeros: Raquel y Martín llegan en dos horas. Nos reciben con la noticia de que llegamos en muy buena fecha, estamos en fiestas de Gracia, y una vez al año, ese barrio se viste de algo raro, la gente copa las calles disfrazadas de Polo Norte, Polo sur, casettes, discos long play y bailan swing hasta que las baldosas cambian de forma, hasta que ellos mismos cambian su forma. Sagrada Familia, Parque Güell y los monumentos de rigor que habitan en cada ciudad con un nombre conocido conviven con calles angostas, ropas y sabanas aireándose en cada balcón, la figurita repetida de Gaudì y las banderas de Catalunya. Si hay algo que uno no puede evitar ver son las camisetas azul-grana desperdigadas por los cuerpos sin discriminación de nacionalidad, color y tamaño de pechos. La presencia de inmigrantes que habita en cada ciudad mas o menos importante de Europa, no hace excepción aquí, Kebabs, Falafel, Kapoeira, Tango y los carteles de las telefónicas anunciando sus bajos precios para llamar a Uzbekistan son parte del escenario, pensar y/o pretender que no deberían estar es también pensar o pretender que la ciudad ya no sea la ciudad; esta es la ciudad, hoy es la ciudad, como todo espacio, se transforma, toma nuevas dimensiones, otras direcciones, la diversidad es parte del cambio, es la Barcelona de este tiempo, querer que sea tal cual la vio Gaudì, es querer que ya no sea Barcelona, Paris o Budapest; me imagino lo que habrán pensado algunos sectores de la sociedad en los tiempos del nacimiento de la Sagrada Familia - "miren lo que hace este loco, esto ya no es Barcelona".

En el mismo día que conocimos al creador y artífice del Dapo-Star,(una suerte de frisbee de 8 puntas echo con tela que puede girar, saltar, volar, dar piruetas y casi que hasta ladrar), nos llega la noticia de que es el primer partido de futbol de la temporada, y un club chiquito del barrio hace las veces de local en la ciudad, nos invitan a un bar catalán, lleno de catalanes, que hablan catalán para ver a un equipito catalán... creo que se llamaba Barcelona FC, el resultado: 5 a 1 para los locales y la "afición" en el bar no para de gritar.

Irnos de Barcelona implica tambien que ya no seremos cuatro, en pocos dias Martin vuelve a Argentina y Rachel comienza a trabajar, casi dos semanas viajando juntos quedan latentes y todavia parecen estar vivas cuando los vemos partir y doblar esa esquina en que todo se hace invisible. Salir a dedo de toda gran ciudad siempre predispone un problema, 3 horas buscando una vía de escape, hasta que Claudia, en su Mini Copper nos levanto en una vía no muy ortodoxa; su primera vez llevando mochileros, mi primera vez en un Mini Copper: es un trueque aceptable; tres neozelandeses en una trafic con patente británica y una policía caminera mas tarde llegamos a Perpignan, donde los caminos se dividen, Julie parte hacia su Luynes... yo me voy para Andorra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario